El levantamiento comunero de Colombia y los andes venezolanos fue derrotado
por la traición de algunos de sus líderes criollos acaudalados y por la represión
española, pero no así los sueños de libertad y justicia social encarnados por sus
dirigentes más consecuentes como José Antonio Galán.
En mayo de 1800 predominaba una calma chicha en casi todo el continente. Los
españoles se hacían la vana ilusión de haber acabado con la lucha social en toda
América mediante los sacrificios de líderes como Túpac Amaru, Micaela Bastidas
y José Antonio Galán.

En las faldas de los volcanes Azufral, Cumbal y Chiles, nuevamente se teje una
rebelión de los indígenas, campesinos y artesanos cansados con los abusos del
poder español. La gente se reunía en las iglesias para rezar y para adorar,
también los curas leían el bando sobre alza de impuestos y otros temas. Esta vez,
la gente se reunió para llamar a la rebelión en Guaitarrilla y para ajusticiar a los
opresores en Tuquerres.

El 18 de mayo de 1800 las indias Manuela Cumbál y Francisca Aucu agitan a su
pueblo y lo llaman a la rebelión. Los indios Julián Carlosama, Ramón Cucas Remo
y Lorenzo Piscál encabezan el movimiento que aglutinina a la población en la
ciudad de Túquerres los días 19 y 20 de mayo. Los odiados recaudadores de
impuestos, los hermanos Clavijo, símbolos del poder español son ajusticiados por
el pueblo. Durante esos días y los sucesivos se presentan levantamientos en
buena parte de los pueblos, alrededor de Túquerres e Ipiales.

No hay que olvidar que los hermanos Clavijo previamente había sido echados por
el pueblo de Ipiales, encabezados por Melchora Iguez, indígena principal de esa
localidad entre agosto y septiembre de 1789, sublevación popular que obligó a los
dos odiados españoles a huir hacia Túquerres.

Calmadas un poco las aguas los principales líderes del levantamiento de los
Comuneros del Sur son tomados prisioneros por los españoles y luego
ejecutados en la ciudad de Pasto en forma similar como sometieron a tortura y
suplicio a José Antonio Galán en el centro del país.

El 22 de noviembre de 1802 se llevan a cabo las ejecuciones de Julián Carlosama,
Lorenzo Piscál, Ramón y Cucas Remo, dirigentes principales de la rebelión. Sus
cabezas y extremidades son exhibidas por varios días en lugares públicos para
escarmiento de las comunidades.

Dicho levantamiento sucedido en mayo de 1800, corresponde al hito que los
historiadores han bautizado Comuneros del Sur, pero, como miramos en párrafos
anteriores, previamente se habían dado otros levantamientos comuneros en lo que
hoy es el Departamento de Nariño, las cuales acompañaron en 1781 a la Rebelión
de los Comuneros que tuvo como líder principal a José Antonio Galán.

Un año después de la tortura y muerte de los tres líderes comuneros (1802) y de
la persecución que se desató contra el pueblo, se dio otro intento de insurrección,

esta vez liderada por el indio lojano (Ecuador) Antonio Tanzazo, quien había
participado en los levantamientos de la sierra quiteña en los años anteriores y
ahora desde Tuquerres se había unido a Margarita Iboag, viuda del cacique Julián
Carlosama, comunero del sur ejecutado por los españoles. Este nuevo intento fue
desarticulado por las autoridades españolas, pero indica un profundo malestar
contra estas en la región de Tuquerres y sus alrededores.
Los levantamientos indígenas y populares de la Sierra Quiteña, Perú, Bolivia, la
Nueva Granada incluyendo a lo que hoy es Nariño reflejaban la enorme
inconformidad social de las distintas clases y sectores de clase con la monarquía
española, como preludio de un nuevo proceso: la independencia.

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