Por: Damaris Izaguirre, Revista Insurrección 944.

Las malas políticas económicas implantadas por Duque y el excesivo favorecimiento a los grandes empresarios, llevo a que en 2021 de manera espontánea y motivados por la asfixia económica miles de colombianos se tomaran la calles durante más de dos meses para exigir cambios y transformaciones sociales.

El hambre, la desigualdad, la injusticia social, la mala gobernanza, entre otros factores que han sido una constante durante sucesivos Gobiernos, gestaron un ambiente efervescente que encontró como detonante la inminente puesta en marcha de una reforma tributaria -primer periodo de 2021- regresiva que asfixiaba el bolsillo de ‘los nadie’, mientras liberaba de responsabilidades económicas a los grandes millonarios y acaudalados del país; esto generó una movilización espontánea y masiva, aparentemente carecía de organización al no poseer el esquema clásico de liderazgos caudillistas; por el contrario, se trataba de liderazgos colectivos que estaban motivados por la determinación de iniciar una gesta que lograra las transformaciones estructurales.

Varios meses de lucha de calle donde pese sangrienta y violenta represión que ejerció el Estado contra los miles de manifestantes, nos sostuvimos erguidos y en pie de lucha, se podría catalogar como un proceso de insurrección popular, que se fue apagando con los cantos de sirena en que se convirtieron las expectativas que alimentó el “Gobierno del Cambio” para posteriormente instrumentalizar y transformarlo en caudal electoral.

El estallido social de 2021 dejo más de 80 Crímenes de Estado cometidos principalmente por el ESMAD, la Policía y otros en colusión con los paramilitares, también dejo decenas de jóvenes con lesiones oculares graves permanentes y centenares de presos políticos; además el 28A se convirtió en el pilar angular que hizo posible un Gobierno progresista, que se autodenomina “Gobierno del Cambio”, denominación que nos es consecuente con un Gobierno endeble que en muchos aspectos se ha dedicado a vender humo; por lo tanto sigue y seguirá en deuda con los anhélelos de cambio y transformación social que estallido social marco como hoja de ruta, para cualquier Gobierno que asumiera sus banderas como lema de campaña.

Las causas y realidades sociales que motivaron el levantamiento armado de la década del 60 del siglo pasado y el estallido social de la década del 20 de este siglo, siguen existiendo y por lo tanto la lucha popular por los cambios y transformaciones más que ser vigente, es un derecho y un deber de ‘los nadie’, porque no podemos olvidar la máxima popular que dice: ¡solo el pueblo, salva el pueblo!

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