Por: Valeria Beltrán, corresponsal de Antorcha Estéreo.

En medio de esta fuerte coyuntura social, política y de fuerte violencia en los territorios de la región del Suroccidente de Colombia, el movimiento social busca mecanismos para fortalecerse y construir propuestas políticas.

En ese sentido, entre el 13 y 15 de marzo organizaciones indígenas, campesinas, urbanas, estudiantiles y demás se encontrarán en La Minga de Resistencia Social y Comunitaria que desde hace varios años viene construyendo apuestas en defensa de la vida digna, la paz y el territorio.

En el marco de esta Minga, se realizará una Asamblea Popular en el distrito de Agua Blanca en Cali, que finalizará en una rueda de prensa sobre la situación de alerta, inseguridad y Derechos Humanos en el centro del departamento del Valle del Cauca.

Dentro de la agenda también se tendrán actos conmemorativos, políticos y una movilización para la instalación de una Asamblea de la Minga del Suroccidente, que finalizará con la socialización de un documento que recoja sus discusiones y un acto cultural en Puerto Resistencia al sur de la ciudad de Cali.

Entre las banderas y temas a discutir, están la lucha del campesinado y su territorio, paz y derechos humanos, vivienda y la lucha desde los diferentes sectores de la sociedad como los jóvenes y las mujeres.

La construcción de apuestas transformadoras y el fortalecimiento del tejido social son algunos de los caminos que hoy como revolucionarios y revolucionarias debemos seguir alimentando, pues este sistema nos seguirá fragmentando y violentando.

La fuerte alerta de derechos humanos que se presenta en el Suroccidente colombiano requiere no solo que la comunidad siga organizando su lucha sino también que gobiernos locales y departamentales enfrenten la problemática con políticas reales, que vayan más allá de fortalecer las instituciones de seguridad del Estado. Gastando el presupuesto en planes de seguridad que no están resolviendo las problemáticas que bien sabemos son estructurales.

Las problemáticas de narcotráfico, paramilitarismo y bandas aliadas con la fuerza armada, junto con problemáticas como la falta de oportunidades a los jóvenes, entre muchas más; solo agudizan la situación de derechos humanos en la región.

Que hoy las comunidades, sectores y organizaciones sociales se junten en minga para seguir visibilizando, denunciando y rechazando estas problemática demuestra cómo, a pesar que este sistema y esos actores que están asediando nuestros territorios con miedo y terror, la dignidad y la resistencia siguen presentes para avanzar hacia una sociedad con justicia social.

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