Comandante Antonio García

Resonando aun en el ambiente las palabras del Presidente en el recinto del Congreso, en los días siguientes han ido concretando la síntesis de su discurso: un gobierno eficiente que nombra Olmedos, como quien dice “colocar gatos a cuidar charcuterías”.

Se vio al Presidente buscar los rastros de una posible Reforma Agraria, pero pasó por alto que la oligarquía la enterró definitivamente en el Gobierno de Misael Pastrana Borrero, con el llamado Pacto de Chicoral en 1972, cuando liberales y conservadores acordaron con los gamonales y terratenientes cerrarle el paso a estas ideas reformistas de algunos gobiernos anteriores.

Algo parecido a lo que hacen ahora los grupos de poder con los intentos reformistas de este gobierno.

Hablando de reforma agraria, unos destacados investigadores del país me decían hace tiempo que lo producido en el campo colombiano por la alianza de terratenientes, grupos económicos, transnacionales y paramilitares, ya no basta una reforma agraria, se requiere de otras medidas más de fondo, porque lo acontecido no sólo se trata de solucionar la concentración de la propiedad sobre las tierras, sino de un montón de fenómenos: masacres, desplazamiento forzado, robos de tierras, desarticulación de comunidades de vida, destrucción de la agricultura campesina, daño grave a los ecosistemas, monocultivos y pare de contar.

Más sin embargo, el Gobierno intenta alianzas con sectores liberales para construir un Acuerdo Nacional, a la vieja usanza de Álvaro Gómez: un acuerdo sobre lo fundamental, pero cuando éstos y los demás grupos de poder le hacen desplantes acude por la movilización popular, que luego deja de lado para volver intentar otras alianzas con los mismos que le hacen los desplantes. Ya a mitad del tiempo de mandato sigue dando vueltas en el mismo círculo.

De la paz, el Gobierno se inclinó por darle solo un cariz de negociación con «grupos de traquetos y comprometidos con economías ilícitas», dejó de lado y desconoce acuerdos con la Insurgencia Armada de carácter social y político que es el ELN, como diciendo: «ahora lo prioritario es negociar con traquetos». Así las cosas, el gobierno es quien se inclina por otro camino de paz.

El ELN seguirá buscando avanzar en la ruta construida y espera que el Gobierno cumpla con lo que ha acordado. Amanecerá y veremos.

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